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Muy cerca de la Plaza del Popolo, en el centro histórico de Roma, se encuentra un pequeño negocio que, a menudo, pasa desapercibido para los turistas, entre tiendas de moda y establecimientos de cómida rápida. Su cartel reza “Restaurici Artistici Squatriti: Ospedale delle bambole”, esto es, el minúsculo taller de restauración de la familia Squatriti, un hospital de muñecas donde los juguetes antiguos son tratados con mimo y delicadeza.
Conocido por los romanos como «la tienda del horror” de la ciudad, debido a su inquietante escaparate lleno de cabezas, brazos y piernas de muñecas y una colección de figuras de búhos, es un lugar que merece la pena ser visto, aunque sólo sea por lo singular de su actividad.
Regentado en la actualidad por Federico Squatriti y su madre Gesolmina, de 76 años, en este peculiar hospital se mezclan soldaditos de plomo, marionetas, ánforas etruscas y olvidados objetos antiguos con el olor a yeso y cera y la sensación de que el tiempo se ha detenido. Es un negocio familiar donde el arte de la restauración se transmite cada generación. Los Squatriti, provenientes de Nápoles, eran una familia de actores en la Segunda Guerra Mundial. El hambre y la pobreza llevaron al abuelo de Federico a aprender el negocio de la restauración y lo transmitió a toda la familia, fascinado por la magia de un pequeño negocio en el que se reparaba la porcelana. Desde entonces, todos ellos se han dedicado al arte de curar muñecas.
Aunque hoy en día, los antiguos negocios de restauración de Roma han ido desapareciendo con el ritmo de la vida moderna y pocos son los que resisten, en este pequeño taller de poco más de 15 metros cuadrados, sus dos propietarios trabajan incansablemente. Doce horas cada día, en el que suelen reparar 4 o 5 piezas. La mayoría son muñecas de madera o papel maché del S. XIX, período en el que eran consideradas, por su belleza, como objetos para contemplar y no juguetes. Ahora, son recuerdos familiares que se quieren conservar, o piezas de coleccionistas, y sus clientes provienen de lugares tan lejanos como Tokio o Nueva York.
Cada muñeca es tratada con tanto cuidado y dedicación que, finalizado el trabajo, se entrega a su dueño junto con un libreto con el diagnóstico y las reparaciones que ha sufrido, además de indicaciones con los cuidados que se le deben procurar. Los precios son variados, dependiendo del trabajo, pero, normalmente, el factor que los determina es el tiempo empleado en la reparación.
Los entusiastas de los negocios antiguos pueden visitar también la tienda de Pierina Cesaretti, llamada Clinica delle bambole (Clínica de las muñecas) donde también se reparan y venden muñecas antiguas. Se encuentra en la misma zona de la Plaza del Popolo, en Via Flaminia 58.
Dirección: Via di Ripetta 29
Metro: Línea A, Flaminio
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