Los turistas que frecuentan Roma saben lo que se hacen. Roma es un gran centro cultural, artístico y de ocio a disposición de todos aquellos que quieran disfrutar de su tiempo libre. Todos conocemos sus vestigios romanos, el Vaticano y sus villas ajardinadas. Hoy vamos a escapar de los tópicos romanos y recorreremos unos pocos kilómetros para llegar a dos de las joyas menos conocidas del Lacio. Los lagos Bracciano, Martignano, Albano y Di Nemi son algunos de los lugares preferidos por los romanos para pasar una jornada de diversión, ya sea en pareja o en familia.
Comenzaremos por el mayor de todos, el Bracciano. Está situado al noreste, a escasos 32 kilómetros de Roma. En apenas unos 20 minutos de trayecto, cualquier persona puede llegar a el por carretera. Es un lago de origen volcánico y como suele ocurrir en estos casos su perímetro es circular. Existen rutas para los amantes de la vulcanología, que recorren distintos cráteres y huellas de la evidente actividad volcánica que aquí hubo hace miles de años. El lago Bracciano tiene más de 30 kilómetros de costa y son tres las ciudades que crecieron mirando sus aguas, Bracciano, Anguillara Sabazia y Trevignano Romano. El turismo vinculado a los deportes náuticos es una rica fuente de ingresos para los habitantes de la zona. Podrás disfrutar de sus playas y de paseos en canoa sobre sus cristalinas aguas. El Bracciano es el “abrevadero” de Roma, por este motivo el control de la contaminación es muy estricto y no está permitido el uso de embarcaciones motorizadas. Uno de los principales alicientes son sus restaurantes. En ellos podrás saborear pescado fresco recién sacado del lago y mariscos. Una buena opción para todos aquellos que quieran escapar de la omnipresente pizza.
El Lago Martignano es el hermano pequeño del Bracciano. En conjunto ambos constituyen el Parco Regionale del complesso lacuale di Bracciano Martignano. Se trata de un Parque Natural que goza de una especial protección.
Nos dirigimos ahora hacia el sur para visitar el Lago Albano. Su circunferencia ovalada nos habla de su origen volcánico. Su profundidad máxima ronda la nada despreciable distancia de 170 metros y su perímetro es de 10 kilómetros. Está ubicado en la región de Castel Gandolfo y entre los muchos edificios históricos que podemos encontrar en sus orillas destaca la residencia de verano del Papa. El lago era utilizado por los antiguos emperadores romanos para realizar las tan populares naumaquias, en las cuales se simulaban batallas navales. Es por ello que se han podido extraer multitud de artilugios antiguos de su fondo. Aunque aquí la actividad turística no es notable, sí es un sitio ideal para los amantes del senderismo. A lo largo del recorrido te encontrarás con ruinas de villas romanas y fantásticas panorámicas de la zona.
El Lago di Nemi es el vecino del Albano. Este pequeño lago se hizo muy popular cuando en una exploración de sus fondos se encontraron varias embarcaciones pertenecientes al mismísimo Calígula. El bosque que lo rodea estaba consagrado a la diosa romana Diana. Actualmente la belleza del paraje sigue siendo motivo de visitas por parte de turistas y locales.
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