La Ópera de París es una de las más famosas del mundo porque fue encargada por Napoleón III en el Siglo XIX y por sus dimensiones inmensas que la convierten en el teatro más grande del mundo.
Funciona como ópera y museo y está abierta al público para que la conozcan por dentro.
Lleva el nombre de Charles Garnier, el arquitecto de la obra quien ganó un concurso para su realización entre más de 170 postulantes e ideas. Y así pasó de ser un joven desconocido al arquitecto que construyó la gran Ópera de París.
En el “arrondissement” (barrio) 9 de la ciudad de París, la Ópera Garnier es parte de la Ópera Nacional de París, junto con la Ópera Bastilla.
El 15 de enero de 1875 fue inaugurada y desde ese día se convirtió en un símbolo de la ciudad, conocida en todo el mundo por la maravillosa acústica que tiene.
«El fantasma de la ópera», la famosa novela de Gastón Leroux usa de escenario el fantástico edificio que aloja magia, misterios y muchos mitos como ese que dice que existe un lago abajo de la edificación de la Ópera.
Otra historia curiosa que mantiene viva al alma de la Ópera es que la noche de su inauguración Charles Garnier tuvo que pagar su entrada, como cualquier otro, y solo le dieron un palco secundario.
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