Quien conoce Roma sabes de la importancia de los gatos en sus calles. Y también de la figura de las Gattare, aunque también hay hombres que realizan este trabajo, la palabra para designar su labor es femenina por la elevada prevalencia de voluntarias. Uno de los lugares más simbólicos de su actividad es Largo Argentina, en concreto su zona de ruinas arqueológicas del Área Sacra, lugar ideal para que los gatos se refugien de la vorágine de la ciudad, y un lugar mítico cargado de historia, pues es donde Brutus apuñaló a Julio Cesar. Ubicado en pleno centro de la ciudad todo el que haya pasado por allí lo recordará lleno de gatos, y estos no sólo no están famélicos sino que se les ve felices, y es que para quienes amamos a los animales podemos perfectamente diferenciar cuando un animal sufre carencias no sólo de tipo alimenticio.
Un día en la vida de una Gattare comienza en Torre Argentina sobre las 8 de la mañana, limpiando y desinfectando jaulas, comederos y cajas sanitarias de los gatos que están bajo cuidados especiales porque acaban de ser esterilizados o intervenidos quirúrgicamente.
A partir de las 11 se comienza con la distribución de la comida. Las Gattare deben saber perfectamente si los animales a los que están alimentando tienen algún requisito alimenticio específico.
A partir del mediodía llegarán las hordas de turistas.
Por la tarde se administran los tratamientos médicos necesarios y hay una segunda ronda de alimentación y limpieza.
Esta idea surge en el 1994 de dos mujeres; Lia y Silvia que se hicieron cargo de alrededor de unos 100 gatos abandonados que se escondían por entre las ruinas. Finalmente se logró crear un refugio que se sostiene en parte gracias a la ayuda económica de los visitantes.
La figura de las Gattare va ganando peso siempre asociada a Roma, ahora tiene su propia definición en la Wiktionaryinglese y se ha hecho famosa por algunas apariciones en la serie de los Simpson.
Las Gattare aman obviamente su trabajo. Se trata de una figura con cierto halo de romanticismo que ama a todos los gatos y que siempre se desvivirá por aquel que lo este pasando peor.
Se han escrito algunos artículos sobre la estética de estas mujeres y sobre las auténticas Gattare y las que sólo se visten de ellas, pero nosotros preferimos quedarnos con la función que desempeñan como una labor de ayuda a los animales más que como una manera de destacarse en sociedad o simplemente ocupar su tiempo libre muy elevado en algunas clases sociales burguesas.
Preferimos pensar en las buenas intenciones del ser humano motivadas por su pasión hacia los animales que en las superficialidades estéticas que tristemente tanto abundan en esta sociedad y tan arraigadas están con el ser humano.
Sin duda las Gattare son también bien vistas por los romanos y por los turistas, pues aparte de la labor que desempeñan han convertido a los gatos en símbolo de la ciudad, y sin ellas desde luego nos quedaríamos sin ese reclamo que son i Gatti de Roma y sus famosos calendarios que se editan año tras año.