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¿Sabíais que en Barcelona podéis hacer la ruta del Quijote? Si amigos, de aquel lugar de la Mancha a la ciudad condal…
Cervantes sitúa al Quijote en Barcelona al final de la segunda parte de la novela, cuando nuestro personaje de triste figura es derrotado en la playa por el caballero Blanca Luna, que es en realidad el bachiller Sansón Carrasco disfrazado. Es entonces cuando entona el célebre elogio a la capital catalana:
“(…) y en sitio y en belleza, única; y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, (…), los llevo sin ella, sólo por haberla visto”.
Si Cervantes estaba hablando en boca del célebre hidalgo, ahora ya caballero ¿qué fue lo que vio que tanto le admiró? Cojamos al valiente caballo Rocinante y acompañados de nuestro querido fiel escudero Sancho Panza, empecemos la ruta del Quijote:
Es noche de San Juan, justo antes del alba. El Quijote y Sancho Panza llegan a Barcelona por la entrada de poniente (el portal de Mar, hoy conocido como Pla de Palau) guiados por el famoso bandolero Perot Rocaguinarda también conocido como «Perot lo Lladre» (incluso se le ha dedicado una calle, donde se dice que tenía su escondite en la ciudad).
“Por caminos desusados, (…)” llegan a la playa, en la antigua isla de Maians, donde hoy encontramos el Museo de Historia de Catalunya. Aquí es donde hoy empieza la Barceloneta y es donde el Quijote fue abatido para siempre, lo cual nos indica que Cervantes escribió aquí el final de su gran novela caballeresca. De hecho, se puede visitar la Casa de Cervantes (edificio del s.XVI en Passeig de Colom, 2).
En silencio, tan sólo escuchando las olas del mar, esperan que a la llegada del día, Antonio Moreno, un amigo del bandolero, los acoja en su casa, “que era grande y principal”. Aunque no sabemos la ubicación exacta, si sabemos que estaba cerca del puerto, seguramente en el carrer Ample (se le llamaba así por sus 6 metros de ancho). En el s.XVI esta era una de las vías más importantes de Barcelona. Eran abundantes los palacios y las casas nobles. Con muchos balcones y muchas miradas (como la calle Montcada o el Paseo del Born) el Quijote fue alagado por Antonio Moreno e incluso el virrey de la ciudad y donde nuestro héroe pudo comprobar el tradicional lujo barcelonés.
Sigue la aventura y Don Quijote y Sancho Panza, aunque no visitan les Drassanes Reials, participan en una pequeña incursión por mar contra un barco árabe a bordo de la galera capitaneada por la escuadra de Catalunya. En Drassanes actualmente está el Museo Marítimo de Barcelona, su función original era abastecer de naves a la Corona catalanoaragonesa (s.XIV).
El caballero y su fiel amigo suben por la Rambla, entonces una riera sin urbanizar y que marcaba el limite de la ciudad antigua, a la izquierda tiene el Raval, repleto de conventos i fincas religiosas, a la derecha edificios y jardines en el barrio judío. Cervantes, con gran genialidad, nos habla de la visita del caballero andante, que se vuelve loco de tanto leer libros de caballería, a la imprenta donde se estampó el Quijote apócrifo (un falso Quijote, conocido por el Quijote de Avellaneda). Esta es la imprenta de Sebastián Comellas, en la calle del call, 14-16.
Y acabamos nuestro recorrido en la calle del Carme (el Raval), a través de la cual el ingenioso caballero don Quijote y su inseparable compañero de viaje Sancho Panza abandonan la ciudad para volver, al fin, a la cordura, para volver, al fin, a su Mancha natal.
“¡Aquí fue Troya!
Cinta Blanch
Cabalga con el valiente caballo Rocinante acompañado del fiel escudero Sancho Panza y vive las aventuras del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, buscando apartamentos en Barcelona
