Si piensas haberlo visto todo –lo has visitado todo, lo has hecho todo e incluso has comprado las típicas camisetas-, déjate sorprender por un tipo de turismo que le da la vuelta de tuerca a todo lo anterior.
Para tus próximas vacaciones, echa un vistazo a esas ideas originales que no aparecen en tu guía turística del Lonely Planet.
Turismo extremo
Baños con crocodilos, salto BASE, rafting en rápidos que no tienen nada que envidiar a las Cataratas del Niágara. Esas son solo algunas de las actividades mas apreciadas para las cuales los aventureros no dudan un minuto en invertir sus ahorros. Una de las opciones más atrevidas es la organización de vacaciones a Chernóbil. Has leído bien, una escapadita en el lugar donde ocurrió el accidente nuclear mas potente de toda la historia. En teoría, el acceso al terreno abandonado esta prohibido -aunque varios habitantes hayan vuelto “secretamente” a sus casas en ruina- pero algunos operadores turísticos han encontrado un manera de desviarse de las autorizaciones con el fin de abrir las puertas de esta Zona Peligrosa a los curiosos del mundo entero. Antes de marcharse del lugar, les espera una serie de formalidades administrativas del estilo: “no denunciaré nadie si me encuentro afectado por las radiaciones o si mis riñones empiezan a salir de mis orejas”. La atmósfera del lugar es de las más aterrorizantes pero volverás a casa diciendo “he ido a Chernóbil” y “todo lo que he sido capaz de llevarme fue esta estúpida camiseta hecha para tres brazos”, o sea, ¡excelentes temas de conversación para animar el bar de toda la vida!
Vacaciones en el espacio
Richard Branson sigue conquistando el mundo (y ahora el espacio) con su marca internacional, Virgin, que se ha planteado organizar viajes al espacio. La idea no es nueva, puesto que ya se había concebido en 2004. Pero la gran novedad es que ahora existen los recursos técnicos para llevar a cabo esta idea tan atrevida. Parece ser que estamos ante una verdadera carrera al espacio, porque los rusos también se han lanzado a la construcción masiva de naves capaces de llevar un par de pasajeros. Hasta hoy ninguno de los monos utilizados para los experimentos ha sido afectado. Pero las paradas en la luna todavía no forman parte del itinerario de la Ruta Espacial. Por 200.000$ -unos 150.000 euros-, tendrás un asiento de gigante, más todo el oxigeno que necesites. Y, por supuesto, si el Señor Richard Branson sigue vivo, estará en la lista de los primeros pasajeros.
Visita guiada de los suburbios
La vida imita el arte con visitas guiadas de los suburbios gracias a la idea de algunos operadores turísticos y tras el éxito internacional de La Ciudad de Dios y Slumdog Millionaire. Los suburbios de Brasil son de los más peligrosos, hasta el punto de que a la policía local le cuesta adentrarse en este mundo tan difícil. Pero eso no fue suficiente como para frenar las expectativas de Marcelo Armstrong (el creador de estas visitas) para llevar a cabo escapaditas en tierras hostiles.
Ha organizado esas visitas durante más de quince años, no solo como sustento vital sino también como herramienta de sensibilización y de educación. Las rutas que propone, inteligentes y sensibles, son la ocasión para crear encuentros cuya palabra clave es la igualdad entre humanos y no entre occidentales estupefactos frente a la pobreza infantil. Desgraciadamente, hay personas no enterradas que reaccionan sin tacto: algunos adoptan actitudes agresivas y otros tratan a los habitantes de los suburbios como si fueran especies raras de algún zoo. Tened prudencia.
El fin del mundo
No confundir con el turismo llamado Doomsday –que existe de verdad-, nos referimos aquí al Antártico. Aunque no haya ningún hotel en esta parte del sur extremo del planeta (las duchas calientes pueden ser problemáticas), existe una infinidad de cruceros de lujo que os transportarán rumbo al fin del mundo, por entre 10 y 20 mil dólares la vuelta. Antes de reservar, que sepáis que los operadores turísticos del Antártico han revelado unas críticas de activistas ecologistas que denuncian los daños en el medioambiente: en esta zona terrestre, donde una huella de pie puede quedarse intacta durante más de 200 años, las consecuencias de una visita pública son irremediables. De esta manera, se han ido instaurando reglamentaciones y restricciones de seguridad, pero en la medida en la que nadie posea al Antártico, nadie se puede hacer cargo de tanta responsabilidad. Excepto tú.
Turismo de memoria
Este es el tipo de turismo que hace de lugares como Auschwitz, el Ground Zero del World Trade Center o la Isla del Diablo (una de las peores islas y cárceles del mundo) sitios atractivos para el turismo de masa. Aunque este tipo de vacaciones se aleje del típico dilema entre el mojito y la piña colada, es un turismo cuya actividad es muy dinámica. ¿Respeto para las victimas o voyeurismo macabro? El debate está abierto.