Uno de los hándicaps más comunes cuando nos disponemos a viajar con nuestras mascotas es que generalmente en ningún hotel las admiten, tampoco en los cafés, las tiendas, los cines, los museos y tampoco en las aerolíneas. Hacer turismo con un perro o un gato es sencillo si te dan facilidades, si no es mejor dejarlo con algún familiar o en una guardería canina.
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¿Eres de los de “No sin mi mascota”? No hay problema, en Berlín hay alternativas. Desde aerolíneas que admiten animales domésticos a tiendas en las que no hace falta atar al perro fuera y que se hiele de frío. El can en este caso es un cliente más en la mayoría de comercios de la ciudad alemana de Berlín.
Air Berlín es uno de los ejemplos más claros de tolerancia con los animales. En algunas compañías aéreas directamente a los perros y a los gatos no los aceptan, en otras pueden viajar en la bodega y en algunas como esta se les permite a los perros de menos de 6 kilos que viajen con sus dueños en cabina. Cuando son más grandes viajan en la bodega aunque en unos compartimentos especiales para ellos. Eso sí, existen excepciones. No se admiten animales en los vuelos desde y con destino a Reino Unido. Y tendréis que tener en regla los papeles con sus vacunas y demás porque os lo pueden pedir en el país de destino. Como curiosidad os comento que Pet Airways va más allá. Esta aerolínea norteamericana diseñada exclusivamente para el trasporte de mascotas, fue la primera en dar un paso al frente. La diferencia es que aquí los animales viajan solos, sin sus dueños. Los usuarios son sobre todo cachorros en busca de su nuevo hogar. Durante el vuelo pueden comer y beber agua a su antojo y tienen descansos para ir al “cuarto de baño”. Además si el destinatario o el dueño tarda en recogerlos, se pueden quedar en los Pet Lounges que la compañía pone a disposición de sus clientes.
Volvemos a Berlín. Como decía antes, no todos los hoteles admiten animales como huéspedes. De hecho, lo normal es lo contrario. Creo que lo ideal si viajáis con mascotas es alquilar un apartamento y estar como en casa. Eso sí, deberéis avisar antes. En la capital alemana es fácil. Ir con un perro en el metro, en el autobús o el tranvía está a la orden del día. Lo único es que deberéis compararle un billete para ellos con tarifa reducida. Tienen que llevar bozal a no ser que se trate de perros muy pequeños. Viajar con un animal doméstico sin billete supone multa segura para los dueños.
En el resto de espacios públicos de Berlín (por lo general en bares, restaurantes, panaderías, carnicerías, supermercados, bancos, peleterías, etc) los animales domésticos son bien recibidos. Eso es así en todos los comercios de Berlín, a no ser que en la puerta se diga lo contrario y se prohíba su entrada. Pero por defecto siempre pueden pasar, atados y si hiciera falta con bozal, y son tratados como un cliente más. Hay que decir que en muchos establecimientos incluso les ponen un cuenco con agua, así que mientras sus dueños consumen (se toman algo o compran lo que sea) ellos no pasarán sed.
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