En el calendario festivo de todos los pueblos sobre la tierra siempre hay señalado un día que indica el fin de las cosechas y el inicio del frío invernal. Durante los siglos de dominación del Imperio Romano, en Europa se hacía una festividad especial, pero sería el enigmático pueblo celta, aquellos que buscaban los conocimientos en el interior de los bosques, los que harían de la temporada del fin de las cosechas una celebración espectacular, uniéndola al culto a los espíritus del mas allá. Aunque la Iglesia Católica intentó silenciar estas manifestaciones paganas con la instauración del día de Todos los Santos y el posterior Día de los Difuntos el 1 y 2 de noviembre respectivamente, en Irlanda se siguió haciendo este particular carnaval en el que se mezcla la oscuridad del invierno, las brujas y las almas de los muertos.
Los irlandeses emigrantes llevaron el Halloween a EEUU donde se celebró por vez primera en 1840 pero no fue hasta 1921 cuando no adquirió el carácter popular que hoy tiene. Actualmente, ni que decir tiene, las celebraciones de Halloween han aterrizado con fuerza en toda Europa, pero sí hay un lugar que adquiere un carácter popular y espectacular éste es, sin duda, Nueva York.
Cada día 31 de octubre se celebra en esta megalópolis cosmopolita un desfile en el que participan cientos de miles de personas llegadas de todo el país y de todo el mundo. Desde la Sexta Avenida todos los que quieran unirse a la fiesta (es imprescindible ir debidamente disfrazado) puede incorporarse, bien en grupo o bien individualmente, a esta inmensa “Parade” en la que participan más de treinta y dos orquestas, carrozas impresionantes y público de todas las edades y condición. La hora de inicio a las 6:30 p.m.
Recuerda que la ciudad en estos días está a tope y que lo mejor es que dejes reservado con antelación uno de los buenos apartamentos en Nueva york donde podrás dar los últimos retoques a los disfraces y descansar tras el desfile. ¿Truco o trato?