La Navidad es volver a ser un niño. Volver a sentirte en la piel de un pequeño incrédulo con la cabeza llena de ilusiones y sueños. Para ellos, precisamente Charles Dickens escribió “Cuento de Navidad” en el año 1843. ¿Os gusta el libro?. ¿Sois seguidores de Dickens? ¿Queréis saber más de él?. Tal fue su éxito que, después de su muerte, han sido muchas las versiones de su obra más famosa. Para introducirnos en su vida lo primero que tenemos que hacer es viajar a Londres.
La historia de “Cuento de Navidad” la conocéis de sobra. Un hombre muy huraño y poco sociable recibe la visita de 3 fantasmas: el espíritu de las navidades pasadas, el de las navidades presentes y el de las navidades futuras. Este anciano y malvado empresario de nombre Ebenezer Scrooge era aburrido, seguía la misma rutina todos los días hasta ese momento. Entonces cambió su manera de ser. De la mano de estos fantasmas, vio su pasado, su presente y sobre todo el duro futuro que le esperaba si seguía con esa actitud huraña y malvada. Le cambió la vida y esa experiencia le enseñó que la magia de la Navidad es compartir.
Vamos con la Ruta Charles Dickens. Una vez nos hemos introducido en la obra más especial del autor, es hora de ponernos a seguir sus pasos en la ciudad que tanto amó. Vamos a descubrir el Londres “dickensiano” que tiene al menos 3 paradas obligatorias: Brixton, Hackney y Tottenham. Por ejemplo, podréis tomar algo en el pub donde el escritor intentaba desconectar de la jornada (Ye Olde Chesire Cheese). En Fleet Street trabajó muchos años como periodista y cronista. Allí, precisamente abrió 2 semanarios (All the Year Around y Housegold Words). Aunque si hay un punto de partida obligado en esta Ruta Charles Dickens, es la fábrica de betún Warren, donde trabajaba con sólo 12 años mientras su padre estaba en prisión.
Londres es una ciudad que esconde otros muchos secretos de Dickens y, mejor aún, que se pueden visitar. Os pongo más ejemplos: En la calle Sheffield todavía sigue en pie un inmueble enorme de color blanco y verde que inspiró otra de sus obras: La tienda de antigüedades. Hay un cartel en la puerta que lo corrobora. Entre las calles Snow Hill y Saffron Hill se ubicaba la escuela Field Lane Ragged School, donde Dickens estudió junto a otros niños de familias humildes y sin recursos.
Sin duda, el número 48 de Doughty Street es otra de las paradas obligatorias si queréis conocer al verdadero Dickens. Allí se mudó en el año 1837, justo nada más casarse con su esposa y tener a su primer hijo. La de Dougthy Street es la única vivienda del escritor que se mantiene y merece la pena visitarla. Esta casa, de 4 pisos y de estilo georgiano, fue convertida en el año 1925 en el Museo Dickens. Todo un referente de la ciudad.
Y para descubrir los últimos lugares que pisó: el barrio de Bloomsbury. Allí tenía el despacho en el que escribió casi hasta el final de sus días. Y es que Dickens nunca se separó de su pluma. En sentido literal, claro.