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¿A quién no le gusta el chocolate? Es difícil encontrar a alguien que no le guste esta delicia y en los países de la Europa Central la hacen como nadie. Todas las grandes marcas de chocolate del mundo (o las más buenas) provienen de esta parte del continente y no tienen ni punto de comparación con las demás. Ya sea comprar tabletas en un supermercado o comerlo a la taza en uno de los muchos bares y cafeterías tradicionales, el chocolate es un lujo al alcance de todos.
Si te encuentras en la ciudad de Colonia y eres aficionado al chocolate, cosa que no dudamos, hay un lugar donde vas a disfrutar como un niño: el Shokoladenmuseum, también conocido como el Museo del Chocolate. Este museo fue abierto por el empresario chocolatero alemán, nacido en Colonia, Hans Imhoff en el año 1993. Desde entonces, el museo se ha convertido en uno de los más populares de la ciudad y de Europa entera.
La historia del chocolate
El museo es una recorrido por la historia del chocolate, desde sus inicios con las tribus mayas, olmecas y aztecas hasta hoy en día, 3000 años de historia de este producto tan afrodisíaco. El museo está situado en una pequeña isla del Rin, y dentro del edificio verás como evolucionó la producción del chocolate, como se tomaba en la antigüedad y como se empaquetaba. Dentro también hay un tropicario con varias plantas de cacao, donde te mostrarán cual es el proceso de ´chocolatización´ que se sigue para llegar al producto final. También podrás ver las antiguas máquinas de hacer chocolate en miniatura y cómo funcionaban. Es por eso que es recomendable apuntarse a una visita guiada del museo, ya que así aprenderás todo y saldrás del lugar siendo un experto en chocolate y su historia.
La atracción más espectacular
Sin duda alguna, la atracción más espectacular del museo es la fuente de chocolate, una fuente de más de tres metros de alto de donde sale chocolate fundido. Es todo un logro aguantarse las ganas de lanzarse dentro de la fuente y hacer realidad todos los sueños que tuviste cuando eras pequeño (o incluso hoy aún) de nadar en una piscina de chocolate. Si consigues aguantar esos impulsos, te darán un gofre al que podrás añadir chocolate de la fuente, y te podemos garantizar que sabrá como pocas cosas habrás probado en tu vida.
En el año 2006, el museo fue comprado por la chocolatera Lindt-Sprüngli, y todo amante del chocolate sabe que el chocolate Lindt es de los mejores que se puede comprar. Esto solo ha hecho que la popularidad del museo incremente, ya que recibe más de 650.000 visitantes cada año, casi 9 millones desde que abrió sus puertas hace 20 años.
Al final del museo hay una pequeña tienda donde sí te podrás poner las botas de chocolate Lindt, ya que aparte del episodio del gofre y la fuente de chocolate, te pasarás la visita ansiando comerlo. De todas las experiencias de Colonia, esta es sin duda la más dulce.
Seguro que después de leer esto te habrán entrado ganas de comerte una tableta de tu chocolate favorito. Lo cierto es que no tendrá punto de comparación con visitar este museo, una excusa genial para alojarte en apartamentos por días en Colonia y visitar esta interesantísima ciudad y todos sus museos, aunque lo más probable es que el Museo del Chocolate sea tu primera parada.
