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ONLY BE BERLINÉS

Only Be Berlinés

El Checkpoint Charlie de Berlin

La noche del 12 al 13 de agosto de 1961, en la zona de influencia soviética, más de cuatro mil efectivos, apoyados por otros tantos soldados armados, se apostaron en la línea imaginaria que dividía un Berlín aplastado por la guerra. En una de las misiones llevadas con mayor secretismo de la historia, los incrédulos berlineses de uno y otro lado se levantaron, al despuntar el alba, con un muro que, durante décadas, dividiría a la humanidad en dos cosmovisiones opuestas. Durante aquellos primeros días el muro era apenas una alambrada fuertemente custodiada por soldados armados hasta las cejas. Uno de ellos, vigilante en el lado este, en un descuido de sus compañeros, no dudó un instante y se lanzó, arrojando el arma que le estorbaba, hacia el otro lado. Era un joven de tan solo 19 años llamado Hans Conrad Schumann y conocido por ser el primer desertor del Muro del Berlín. El muro se fue levantando con medios, con prisas y sin pausa. Pronto pasó a ser una inexpugnable frontera que cerraba el paso a los berlineses, dividiendo familias enteras. Se habilitaron varias puertas con el fin de posibilitar la entrada a personal militar autorizado y a embajadas internacionales. Cada una de esas pequeñas fronteras recibió una letra: A (Alfa), B (Bravo) o C (Charlie). En Friedrichstraße se encontraba el de la letra C, el Checkpoint Charlie, el paso fronterizo del Muro de Berlín que ocupó toda las portadas de los periódicos en octubre de 1961, cuando un poco después de que el primer desertor saltara la alambrada, se enfrentaran taques soviéticos (en el Este) y tropas...

Kunstfabrik Schlot Berlín

Ubicado en el centrico barrio de Mitte, esta antigua fábrica es usada como centro cultural y de eventos musicales especialmente de jazz.

El Juwel Palais en Berlin

La masacre perpetrada en Oslo el pasado julio por Anders Behring Breivik ha venido a evidenciar un fenómeno crecientemente preocupante en Europa. Se trata del ascenso sostenido de la ultraderecha antisistema, o al menos de su discurso xenófobo y ultranacionalista. No sólo en Noruega, donde el Partido del Progreso (en cuyas filas militó el propio Breivik durante años) obtuvo recientemente un 23% de los votos, sino en diferentes países de la civilizada Europa asistimos a una escalada del número de apoyos recibidos en las urnas por organizaciones que, aprovechando la consecuencias de la crisis y la manera en que tanto los partidos conservadores como los socialdemócratas se muestran absolutamente incapaces de separarse un milímetro de las soluciones impuestas por los mismos mercados, banqueros y agencias de calificación responsables en primer lugar de la catástrofe económica, defienden un retorno a unas supuestas esencias nacionales excluyentes y proclaman de una manera cada vez más vehemente la necesidad de cazas de brujas y chivos expiatorios. Tal vez lo más preocupante no sea la manera en que posiciones que hasta hace relativamente poco el sentido común habría descartado mayoritariamente por neofascistas obtienen el respaldo de ciertos votantes desencantados, sino la progresiva infiltración de su ideario y discurso en los partidos conservadores europeos, que ocupan en la actualidad el poder en la mayor parte del continente. Los presidentes de Francia, Reino Unido y Alemania expresan públicamente su desdén por el multiculturalismo y detrás de ello no se encuentra una revisión antropológica o sociológica del término sino una justificación para el recorte de derechos de emigrantes y la persecución, ilegalización y expulsión de grandes contingentes...

El Muro de Berlín

Es un símbolo de los días de la Guerra Fría y la división alemana al que se le dio el título de «la franja de la muerte». También simboliza la división de EE.UU. de 1961 a 1989. Durante los días de crisis, el gobierno comunista construyó este muro para cubrir las rutas de escape del país para frenar la fuga continua de los alemanes del este hacia el lado occidental. Poco a poco el alambre de púas, fue sustituido por gruesas losas de concreto que se les dio una forma especial para evitar que las personas puedan trepar el muro. El Muro de Berlín fue construido  como una especie de barrera entre el Este (RDA) y Berlín Occidental durante 28 años. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Alemania fue dividida en cuatro zonas que se encontraban bajo el control del ejército. Esto marcó el comienzo de un período de una gran depresión entre Oriente y Occidente. Esta tensión alcanzó su punto máximo cuando la Unión Soviética cerró cualquier tipo de conexión entre las zonas de ocupación occidental de Berlín Occidental y el Este. El muro fue levantado entre las dos ciudades para que las personas se abstengan de tener cualquier tipo de contactos. Las personas de ambos estados tenían la misma nacionalidad, pero no los mismos pasaportes. La frontera entre el Este y el Oeste se convirtió en una trampa mortal, no sólo en Berlín, sino en toda Alemania. Los soldados recibieron la orden de disparar a cualquiera que trate de cruzar la zona fronteriza equipada con como una valla de alta tensión, minas terrestres, y alambre...

La Siguaraya Galería Berlin

La Siguaraya es una galería en la que se promueve el arte cubano y, además, generan debates relacionados al cine y la literatura.

Modern Times en Berlin

Un gran acontecimiento para disfrutar Berlín de manera diferente es la exposición que presenta la Nueva Galería Nacional sobre la colección de obras de arte, Modern Times. La Colección (1900-1945) que estará abierta hasta el 3 octubre. La muestra está organizada en torno a obras del período modernista y dará paso a una exposición que cubrirá el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. La exposición rescata la historia convulsiva que ha vivido la Galería Nacional de Berlín a través de estas obras. Desde 1900 al fin de la Segunda Guerra Mundial, tanto Berlín como la Galería viven los avatares de una época política de enormes cambios: dos guerras mundiales, políticas represivas y convulsiones sociales. Sólo basta recordar que en 1937 el régimen nazi impuso normas represivas al arte, calificando al expresionismo de “arte degenerado” prohibiendo la exhibición de las obras de pintores de esta corriente,  persiguiendo y asesinando a los artistas que desafiaban esta norma. Durante ese período la Galería Nacional de Berlín perdió innumerables obras de arte de valor incalculable, como la obra del pintor expresionista alemán Franz Marc’s, Torre de los caballos azules. La división de Alemania significó una ruptura en las corrientes de arte que hasta 1945 habían constituido la vanguardia de arte más brillante de Europa. Muchos artistas van a emigrar de Alemania a los Estados Unidos durante la Guerra y otros van a trasladarse por compromiso político a Alemania del este al final de la guerra. Así, mientras en Alemania oriental los artistas asumen un rol de trabajadores del arte apegado a la ideología socialista que la dicta la Unión Soviética, en la...

ABC: Arte Contemporaneo en Berlín

De todos los formatos que ha tenido el arte durante todos los tiempos, quizás sea el de la pintura el que más importancia ha tenido por siglos, quizás el que más ha definido a muchos artistas y del que seguramente, más han cobrado durante toda la historia. Y es que la pintura estuvo relacionada fervorosamente a imperios y religiones, siendo por ejemplo centros de instrucción religiosa o monasterios, los primeros lugares donde se desarrollaran estas artes. Con el Renacimiento el artista adquiero otro potencial, ya más de empresario, y las condiciones de “maestro” y “aprendiz” aparecieron por todas partes, siendo así que en algunos casos, muchas pinturas son etiquetadas o se les da propiedad de ciertos pintores que finalmente, encargaban a sus discípulos desarrollar aquellos trabajos. Así, el pintor se convirtió en engreído de familias millonarias y cortes, imperios, gobiernos, siempre al tanto de jugosos pagos. De seguro hubieron pintores arriesgados entonces, y saltar hasta el siglo XX vimos que el arte se volvió el “producto farmacéutico para imbéciles” del que hablaba Tristan Tzara y bueno, el arte moderno ya es otra historia, que nos llega todavía hasta estos días, cuando “aparentemente”, la pintura ha sido puesta de lado quizás por otros medios, ya sea el video, la instalación, la arquitectura o las artes gráficas. A pesar de eso, muchos artistas continúan explorando las posibilidades de la pintura y los riesgos que tiene su ejercicio. Es así relevante y un punto de referencia inexacto para continuar en la exploración de lo más actual del arte global. Este año la edición de ABC: Art Berlin Contemporary, viene a probar todo...

Schopenhauer versus Hegel en la Universidad de Berlín

Cuando pensamos en Arthur Schopenhauer (1788-1860) lo primero que hacemos casi indefectiblemente es referirnos a su incomparable estilo. Una manera deliciosamente seductora de escribir y presentarnos sus ideas, tan interesadas en poner en contacto la filosofía occidental con algunas facetas importantes de la antigua sabiduría y pensamiento orientales, que ha subyugado desde su aparición a buena parte de los autores más selectos e importantes de los últimos dos siglos, incapaces de resistir el influjo de sus cantos de sirena. De Nietzsche—quién abandonó la filología por la filosofía bajo su hipnótica ascendencia—a Borges, pasando por Marcel Proust, los más destacados y delicados orfebres de la creación literaria del panteón masculino lo han tenido como un faro capaz de hacer las horas más leves y gozosas vertiendo cascadas de luz no usada en la larga y tenebrosa noche de la vida. No es extraño, dada su extremadamente ofensiva misoginia—que habría tal vez que entender bajo el prisma de su concepción del arte de insultar como último recurso cuando se advierte que el adversario es superior y no es posible llevar razón ni vencer con argumentos–que las mujeres hayan por lo general mantenido su entusiasmo por él en un plano más secreto y crítico. Sin embargo, el propio Schopenhauer se encargó de recordarnos en más de una ocasión que tener algo que decir era no sólo la primera regla del buen estilo sino acaso la única necesaria, pese a que todos los ensayistas de Alemania, particularmente los filósofos, se distinguieran por transgredirla desde los tiempos de Fichte, cultivando lo que ingeniosamente llamaba el método homeopático: “una mínima y debilitada porción de pensamiento...